Yo Estoy Aquí. Yo Estoy Aquí en la vida fácil del Maestro.
Yo Estoy Aquí es atemporal y no tiene un espacio específico. Si lo digo así, oración solita sin otras que la acompañen es ambigua para cualquier redactor. “Aquí” está en todas partes y en ninguna.
Un micro cuento: “Cuando desperté. (Me di cuenta que) Yo Estoy Aquí”.
Así sea ambigua o imprecisa esa oración tiene sentimiento, tiene amor. Hay un sentimiento de esperanza para alguien que se siente solo. Hoy escribiré sobre Amor, el Amor que está Aquí. Hoy prescindiré de mis búsquedas en la internet, hoy seré más personal, un poco más de lo normal.
Introducción a una historia de amor
Ahora cuando escribo, respiro profundo y mi alma se conecta con la música que escucho y esas dos partes de mí se conectan y danzan. Pienso y también me permito sentir lo Femenino y lo Masculino que habitan en mí.
Todos tenemos esta dualidad en nuestro interior, en algunos casos sobresale una de ellas, dependiendo el género, en otros puede sobresalir lo masculino en un cuerpo femenino o viceversa. Todo depende de la situación en la que nos encontremos.
Una historia de Amor entre lo femenino y lo masculino. Una historia de Amor entre dos que están heridos. La femenina porque fracasó en su papel de creadora y el masculino porque no fue correspondido en su amor.
No nos sentimos creadores, no nos sentimos dignos, no nos sentimos capaces, no nos amamos a nosotros mismos. Me parece que ésa es la forma en cómo se manifiesta la herida femenina. Por otro lado, por mucho que nos esforcemos, por mucho que construyamos, por muy mentales que seamos y nuestra meta sea el éxito, siempre hay una pequeña vocecilla que nos dice que nos falta, siempre falta algo. En un momento u otro sentimos que no somos aceptados, amados… la herida masculina.
Dos que viven juntos, pero están tan heridos ¿Hay alguna salida para esta triste historia de amor? Sí, el amor a uno mismo. Este amor cura toda herida, la de ella y también la de él.
“Yo me amo”, me dices, ¿en serio? Tal vez tengas que tocar fondo para realmente, realmente, amarte a ti mismo. Espero que no. Yo toqué fondo, ya no me quedaba otra alternativa que la de amarme a mí misma. Fue la única manera para que ya no dolieran tanto los desengaños amorosos, las ausencias masculinas.
Una lucha con mi mente: “ya no pienses en él o en aquél, ya no te desesperes, ámate, ámate”. ¡Cuántas veces me tuve que repetir eso! Aprendí a aceptar a la que veía en el espejo, tal como es, sin necesidad de querer arreglar, cambiar, adelgazar, rejuvenecer, embellecer algo. También tuve que enfrentar a la temida soledad y a aprender a convivir con ella.
Yo Estoy Aquí
Una re-significación personal. Yo Amor estoy aquí. Amor que tanto busqué, está aquí y Yo Estoy aquí. Todo sucede en el ahora. Eso es un hecho, por tanto, ese amor verdadero por el que encarné de nuevo en este planeta ya está aquí. Está en el ahora y a la vez es un proceso lineal.
Amor… ¡Tan exquisito como un buen vino!
Llevo años preocupada en mi energía femenina, tenía que ser así, la femenina tenía que valerse por sí misma, pero descuidé a mi masculino. Mientras sienta este amor y me sumerja más profundamente en él, estaré mirando a mi energía masculina con otros ojos. Es hora de contentarme con mi lado masculino.
Estoy observando la historia de amor que acontece en mi interior, estoy observando las historias de amor que acontecen a mi alrededor. Estoy sentada en una banca, respirando del aire puro, disfrutando del momento…
Te he tenido por largo tiempo olvidada, energía masculina, tal vez no te amo como deseas, eso sucederá naturalmente. Mientras eso suceda quiero mirarte con otros ojos.
Energía femenina te digo que todo está bien, lo que en su momento tal vez fue un fracaso sólo sea una manera de ir más profundo… Amor. Es hora de sumergirme, de bucear en lo más profundo. Cuando regrese traeré regalos para Adam.
Cuando desperté me di cuenta que Yo Estoy Aquí en amor profundo hacia mí misma.