En memoria de los ancestros que hace poco partieron

Love is blue de Paul Mauriat suena y ha sonado en repetidas ocasiones estas últimas semanas. De pronto los recuerdos se hacen vivos de nuevo. Tengo esta imagen recurrente: entro al departamento de mis tíos, mi tío se encuentra en la sala, escuchando a Mauriat o quizás viendo una película. Luego entro a la cocina y la encuentro almorzando a esta hora a mi tía (17:18), mirando CNN en español, History o algún canal local. La música me los trae por unos minutos…

La muerte es parte de la vida y la vida es parte de la muerte. A principios de este año, una noche de sábado me senté en mi sala y me puse a beber un Tannat. A la segunda o tercera copa, sentí a la muerte, como una presencia. Escribí un poema que hablaba de mi muerte y pensé que lo sucedido terminaba ahí.

Ignoraba que esta presencia también me estaba avisando de que se encontraban en su lista dos familiares. Bueno, espero que sean sólo esos dos. Mi tía se fue muy rápidamente. Estaban viendo la premiación de los Oscar junto a su hermano, mi otro tío. Vieron los caídos del año pasado en el mundo cinematográfico y mi tío le dijo que él quisiera morirse rápido, irse a dormir y ya no despertar más. Ella sólo guardó silencio.

En memoria de los ancestros que hace poco partieron

Al día siguiente, a mi tía, a eso de las 11 am le dio el primer paro respiratorio. A eso de las 13 horas le dio el segundo y con eso su última exhalación. Quise ser su caminante de sueños para la muerte[1], pero desistí porque no estoy actualizada. Aunque me mantuve en contacto con su espíritu hasta el día siguiente que fue su entierro. La sentí feliz, parecía que ya estaba cansada de ese cuerpo.

Tres meses después mi otro tío con el que vivía, cayó enfermo. ¿Un resfrío?, ¿depresión?, ¿ambos? No fue Covid, porque nos habría contagiado a mi madre o a mí que como vivimos en el piso de arriba nos tuvimos que hacer cargo de él. En un mes, adelgazó considerablemente, se fue apagando y partió como él quería: durmiendo. Esa noche de su partida me soñé con él, era el hombre joven de mi adolescencia, estaba apurado, decía que mi tía fallecida por fin lo llamó, se calzaba unas botas y se iba a las corridas.

[1] Los caminantes de sueño son guías para el nacimiento, para la vida, para la muerte. Son cursos otorgados por el Crimson Circle.

De la admiración al resentimiento

Filatelia
Los ancestros y sus aficiones como ésta, la filatelia.

La relación con nuestros ancestros está llena de emociones que van cambiando, mutando, transformándose en el transcurso de los años. Eso sucedió con este tío que pasó por la admiración, el dolor que provocaban sus actitudes y por ende el distanciamiento. Luego el resentimiento, perdón, aceptación y finalmente la paz.

Tal vez muchos de mis primos se sintieron de alguna manera traicionados por él. Recuerdo que cuando éramos niños, todos lo veíamos como el tío “cool”. Había viajado a Canadá y EEUU y cuando regresó trajo consigo el aprecio por la música, las películas, los libros, los juegos de mesa, las largas caminatas. También el amor desmedido por los animales. Creo que de alguna manera u otra su presencia influyó en nosotros.

A mis 11 años yo lo admiraba. Un día lo vi concentrado leyendo un libro, me interesó lo que hacía. Empecé ese hábito por imitación. ¡Qué bien se sentía leer! Me quedaba largas horas, devorando libros. Leí todos los que había en el estante de la casa y si no los entendía, los volvía a leer de principio a fin sin flojera. Descubrí en los libros –en palabras de sir Ken Robinson– mi elemento. Luego empecé a escribir y desde entonces no concibo mi vida sin leer y sobre todo sin escribir. Y todo empezó porque quise imitar a este tío.

El día de su entierro, hablé con algunos primos y todos tenían un recuerdo bonito de él, de cuando éramos niños, pero crecimos y con eso, nos hicimos conscientes de sus defectos. Ya no era el tío “cool”, sino alguien que criticaba todo lo que hacíamos, jamás reprimió un insulto, era grosero y violento. También nos dimos cuenta que no le gustaba trabajar. Uno a uno nos fuimos alejando de él, lo mismo hicieron sus hermanos, es decir mis tíos.

Yo, por más de una década no le dirigí la palabra. Cuando tomé esa decisión sabía que tenía que apartarme de él, ya no quería seguir en el constante modo batalla, ya no era lo que quería para mi vida. Justo por esas épocas había empezado a seguir al Círculo Carmesí y si quería lograr esa transformación interior que añoraba en ese entonces, era necesario apartarme de lo que me conectaba con el pasado y me causaba conflicto.

La música sigue sonando y ellos siguen vivos en mis recuerdos, uno escuchando lo mismo que yo y ella almorzando… Pronto estos recuerdos irán a parar al banco de mi alma.

Liberación y perdón

Tarde o temprano iba a hacer frente a ese asunto irresuelto. En esta vida –mi última– he decidido no dejar cabos sueltos. No tiene sentido, si no pienso encarnar de nuevo, ¿para qué dejar pendientes? Pero de una manera u otra todos, en algún momento de nuestras vidas, vamos a tener la oportunidad de liberar los asuntos pendientes con los familiares (los ancestros), con los amantes, con los jefes, con ellos, con ellas o con quien sea. Si así lo elegimos.

Cuando realicé el SES[1] fue la primera vez que me enfrenté al mal recuerdo que tenía de este tío. Asumir la responsabilidad de que, así como fui la víctima también fui la abusadora, uno no puede existir sin el otro… fue revelador. Y soltar toda esa energía de abuso fue el principio de la sanación del pasado. Sí, mientras escribo, la palabra que siento que es apropiada es “sanar”. “El futuro es el pasado sanado”, o ¿no, querido Tobías?

Cuando realicé Libertad Ancestral[2], honré su camino, me liberé del karma, incluso lo perdoné. Le agradecí por todo, también acepté todo lo que sucedió y declaré que era hora de liberarlo. Después de tomar ese curso, ya estaba ciertamente en paz, pero aun había resabios del resentimiento y la crítica que realizaba a su forma de vida. Tengo una mente muy terca…, ésta se empecinó por unos años más en mantener el resentimiento, aunque ya estaba fuera de lugar.

La metáfora del dragón de Adamus es muy acertada. Cuando estás ante las puertas de tu realización, cuando ya te falta tan sólo unos pasos, tendrás que lidiar con un enorme, bello pero implacable dragón que te chamuscará si te atreves a entrar con esa basura a cuestas. Sólo los puros de corazón podrán entrar al reino de los cielos, dicta algún versículo de la Biblia… Para mí, ser pura no quiere decir renunciar o negar a todo lo humano (sexo, el vino, la diversión, la risa), sino tener el corazón limpio de odios, prejuicios, resentimientos.

Para ingresar en vida por esa puerta de la realización me quedaba limpiar mi corazón de asuntos irresueltos, y así poder entrar en paz. Sin embargo, no era consciente de esto hasta hace unos años. Quise entrar por estas puertas, pero mi dragón me lo impidió y, ¡sincronía!, se me presentó la oportunidad para clarificar mi corazón.

Justo conocí a alguien muy parecido a mi tío, tanto en sus defectos como en sus virtudes. También fue un reflejo mío: “¡Hola!, soy ese asunto inconcluso en tu vida”. Esa persona puso sal en la herida, una que pensé que estaba cicatrizada. Tenía dos caminos: resentirme con esa persona más y agregarlo a mi lista de tachados en mi vida o respirar muy profundo hasta que las lágrimas que liberan armaduras emerjan y de una vez por todas, soltar. Elegí ambos caminos, uno primero, después el otro.

Gracias a esa persona pude ver a mi tío en su totalidad y por fin –por fin – pude sentir compasión hacia él (aceptación total de todo lo que es). Mientras reviso este escrito, Spotify como si supiera mis intenciones ha decidido poner música antigua: Paul Mauriat, Frank Pourcel, Édith Piaf… y vuelven las lágrimas a emerger, lágrimas cálidas, dulces.

Cuando inició la pandemia, todavía no le dirigía la palabra a este ancestro, pero ya era por costumbre. Como todos sabemos, este virus de la corona nos obligó a quedarnos en casa o a salir menos que antes.

[1] Sexual Energy School (SES). Escuela de Energías Sexuales, uno de los increíbles y transformadores cursos que tomé en mi vida. ¡Es tan completo!, no es sólo sexo como se pensaría a primera vista, es dejar ir el poder, dejar de ser víctima y sobre todo es una dulce invitación al amor a uno mismo.

[2] Los familiares actuales son nuestros ancestros, porque hemos estado con ellos desde la primera vez que pisamos este planeta, pero llega un momento que nos liberamos, no para odiar o renegar de ellos, sino para retornar a nuestro Ser. Libertad Ancestral es uno de los cursos clave del Círculo Carmesí.

Paz y adiós

El hielo se había derretido por completo. A las semanas del inicio del enclaustramiento volví a hablar con este tío. Unos meses después me pidió perdón por su comportamiento de antaño. Aceptó que era muy renegón y que reaccionaba con mucha violencia. También se dio cuenta que por esa actitud casi todos los integrantes de la familia le habían dado la espalda. Por fin, después de tantos años sin hablarnos estábamos en paz.

Si yo viajara en el tiempo y le dijera a mi yo del pasado cómo terminaría la historia con este ancestro, tal vez no lo creería o tal vez sí… Todo ha sido hecho como debía hacerse, todo está bien en toda la creación.

En una nueva tierra donde hay muchos animales, ahí debe estar mi tío Jorge en estos momentos… y como coincidencia Spotify vuelve a poner Love is blue.

 

 

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