¿Alguien ha leído La novena revelación? El protagonista junto con otros está huyendo de sus captores, éstos les quieren arrebatar el manuscrito que encontraron en Perú. En un momento de la historia, ya no tienen dónde ocultarse, serán encontrados, les quitarán los papeles y los llevarán a la cárcel por levantar sin permiso documentos nacionales, pero ¿qué sucede? Ponen en práctica lo que aprendieron leyendo ese manuscrito, respiran profundo y se conectan con la Fuente, de esta manera de hacen invisibles ante los ojos de sus captores.
Volverse invisible, muy fantástico, muy de la ciencia ficción. Cuando leí ese libro, la idea de hacerme invisible me encantaba (era adolescente), pero parece que intuía que había algo detrás de todo esto.
Si estás sin poder eres invisible. Punto.
El juego del poder
Parece que existe la creencia de que el poder se encuentra sólo en los gobernantes de un país o en la gente millonaria. Otros dedicaron libros a este tema, como Foucault* que explica que el poder se encuentra en los sistemas dominantes los cuales suprimen, de una u otra forma, a otros; ya sea en lo social (lo que se denominan las clases dominantes ante las clases ‘humildes’[1]). Acá en Latinoamérica se han difundido bastante estas ideologías.
También, explica el filósofo que el poder se encuentra en las instituciones religiosas, las cárceles, las escuelas, los puestos militares, etc.
“Ahí se encuentra el poder no en mi casa”, oí decir a muchas personas.
Mucha gente le teme a esta palabra, pero la mantienen fuera de sus vidas (o creen mantenerla). El poder ha sido parte de un juego que todo ser humano ha jugado desde hace miles de años atrás, incluso antes de que encarnemos en este planeta.
Es como una sensación que uno tiene en determinadas circunstancias, uno hace algo a otros y de alguna manera eso le hace sentir ‘inflado’, superior, mejor que los otros. Se relaciona con el ego, pero el ego sirve al poder.
Se asentó en la creencia de la carencia, tener que obtener lo que uno no tiene y otros sí. Lo que sea que haya sido eso que el otro tenía y uno no. Desde amor, alegría, dinero, fuerza, lo que sea. Todos lo hemos jugado.
Algunos ejemplos
Alguien se encuentra triste y va por ahí quejándose, lamentándose y de esa manera logra que el resto de la gente se ‘apiade de él’. Es una ‘víctima’, pero si logra que la gente a su alrededor se ponga mal o triste, es un abusador encubierto, porque también se sentirá ‘inflado’ o ‘mejor’ gracias a la atención que recibe de los otros.
Uno puede contar sus problemas, eso es obvio, pero otra cosa es quejarse y quejarse ante los otros y cuando ellos tratan de ayudar, no se los escucha. Después de los encuentros con esta clase de gente que le gusta vivir en la auto-conmiseración uno se siente cansado, deprimido, como si se nos habría robado algo. Ha habido un juego de poder y no porque esa persona sea mala, sino porque cree que necesita obtener atención de los otros. Obtiene algo de los demás que ella no se da a sí misma: una verdadera atención.
Otro ejemplo. Una persona ha crecido escuchando (de sí misma como de los demás) que es una tonta, o que hay algo mal en ella, o que es pobre, o lo que sea que ha estado repitiéndose de manera inconsciente por muchos años. Es posible que esa persona va a enmascarar estas creencias, demostrando lo contrario: va a aparentar lo que ella misma no se lo cree y va a ir por el mundo haciendo que las otras personas se sientan como ella se siente en el fondo. De esta manera, se va a sentir poderosa, va a creer que ha obtenido algo que ella cree no tener en sí misma.
El juego del poder está en todo lado, en todas partes, de diferentes maneras. Y repito no hay mal en esto que escribo. Es un juego inconsciente de la gente. Ahora esa persona a la que se le robó ese algo, lo voy a denominar energía, va a tratar de obtenerla de vuelta y va a ir a quejarse con otras personas, tal vez les gritará a sus seres más cercanos, o los tratará con indiferencia; hará lo que sea que tenga que hacer para recuperar el poder que ‘le arrebataron’.
Y este juego inconsciente es como un círculo vicioso, se repite y se repite una y otra vez. Estos ejemplos son casos cotidianos. Ahora esa gente que gobierna, que tiene mucho dinero, son juegos de poder a gran escala.
El poder es una ilusión
¡Qué adictivo puede ser el poder!, ¡qué seductor es el poder! Si te digo que vayas más allá del poder, vas a reaccionar de una u otra manera, tal vez lo niegues y finjas que no entiendes de qué te hablo. Y cuando al fin comprendas lo que es el poder, sentirás tal miedo de perderlo, ya que fue tu armadura con la que salías a batallar día a día, así que decidirás jugar, por un tiempo más.
Tal vez sea lo que te está impidiendo cruzar el umbral para alcanzar tu maestría…
Huizinga explica que la gente que entra en el espacio del juego** sabe que está fingiendo y el momento que salga de ese espacio sabrá que sólo fue un acto. El juego de poder no queda exento de esta regla.
El momento que uno sale de él y lo mira tomando distancia se da cuenta que el poder es una ilusión.
Hace como unos dos o tres años que tenía la certeza de que el poder es una ilusión, pero no podía comprenderlo. Esto ya es sabido: hace unos buenos años atrás he redirigido el amor hacia mí misma.
Esto del amor hacia uno mismo se ha convertido en algo trillado y muy utilizado por la gente denominada Nueva Era o creo que también lo usan los psicólogos, bueno tampoco importa quiénes lo usan, sino que quiero establecer algunas diferencias.
A veces uno dice: “Me amo, me amo” pero son palabras huecas o simplemente afirmaciones mentales. El amor a uno mismo es un gran camino. No es: “me amo, pero me amaré más cuando tenga esto o aquello o haya adelgazado o haya logrado tener dinero o cualquier cosa”. Es “Me amo, aceptando todo lo que soy: todo. Me amo en el momento del ahora y amarme no es egoísmo, amarme es el primer paso para deshacerse del juego del poder, porque en mí está todo. Yo Soy el amor de mi vida”. ¡Qué gran unión entre mi humanidad y mi alma!
Como dijo Kalil Gibran en El Profeta el amor no sólo es luminoso y lleno de fragantes rosas, uno no conocerá el amor si no ha conocido las espinas y la tristeza porque el amor es ambos: luz y oscuridad. El amor a uno mismo no se aleja de esta premisa. De tanto amarse a uno mismo, uno se da cuenta que está completo, que todo está en Mí: la sabiduría y la estupidez, el amor y el miedo: todo; la luz y la oscuridad… y saberse completo es saber que el poder se va a disolver y si se disuelve tan fácilmente es porque es una ilusión.
Estoy completa, no necesito salir afuera, tratando de obtener lo que los otros tienen y yo no, esa creencia ha desaparecido.
He comprendido que estoy complet@ y cuando sucedió eso, el poder se disolvió.
*Vigilar y castigar de Michel Foucault
** Homo ludens de Johan Huizinga
[1] ‘Humilde’ muy religioso, muy victimizador. Los pobres se consideran ‘humildes’ porque son víctimas de aquellos que tienen dinero, las pobres víctimas. Si no se supera el “soy una pobre víctima de esto o aquello” imposible hablar de Soberanía: imposible.