El amor y la sala de espejos

Le mirroir

Paul Delvaux, Le miroir, 1936

El amor…, ¡qué experiencia! Desde siempre me acompañó. Quería decir que he estado otra vez experimentando este sentimiento desde principios de este año, pero eso sería quedarme corta.

Mientras escribo, escucho Karunesh. Cuando realicé Aliyah[1] ponía de fondo esta música, como que se quedó una energía específica de amor en estas melodías. Así que, como voy a escribir sobre el amor, me parece apropiada.

He podido participar de manera consciente en todo el recorrido de esta historia. Más consciencia que en otras ocasiones cuando sentí amor. Primero fue hacia alguien que conocí, luego se re direccionó hacia mí.

Una experiencia consciente que me ayudó a profundizar más en mí misma. A los días que Cupido me había flechado sentí la presencia de María Magdalena. Tengo una conexión muy profunda con ella. Recuerdo estas palabras: “siente lo que sientes”. ¡Vaya! Tan escueta… luego me dormí y soñé con aquel que despertó estos sentimientos.

Hice caso a su consejo. No tenía la menor idea cómo hacer eso. Por eso, elegí hacerme consciente de esa experiencia. También puse en práctica algo de Aspectología[2]. Justo por esas fechas traduje Atemporalidad, ¡uf! ese curso me removió de toda forma. Volví a visitar mis historias de amor a través de los viajes en el tiempo que enseñan Kuthumi y Merlín en ese curso de la Nube.

Y lo que realmente lo transformó todo fue cuando traduje La Vida del Maestro 14, Encuentros con el alma.

[1] Aliyah es uno de los más hermosos ejercicios que se enseña en la Escuela de Energías Sexuales (SES por sus siglas en inglés). Para más info, puedes hacer clic aquí.

[2] Uno de los cursos más importantes y básicos del Círculo Carmesí.

El aspecto enamorado y viajes en el tiempo

Los que leyeron o tomaron Aspectología saben que son cuatro los pasos para la integración: reconocimiento, propósito, aceptación y finalmente integración. Bueno, con el aspecto enamorado, sabía su propósito, no fue difícil. Mientras lo reconocía fue como ir quitándole capa a capa a una cebolla muy llorona.

Pude viajar en el tiempo para reconocer el primer momento que reapareció este aspecto en esta vida. Me vi de 9 años, toda ilusionada por un niño. ¡Cuán inocente fui al recrear este aspecto enamorado! Lo que me llama la atención es que a tan temprana edad creía que al amor duele. Es decir, la consciencia de masas ya estaba en mí desde que era muy pequeña.

¿Cómo es tu aspecto enamorado? El mío está herido, tiene miedo y es inmaduro. También se ilusiona muy fácilmente y sólo ve cualidades en el otro. ¡Mi aspecto enamorado tiene la misma edad que yo cuando lo volví a crear! Es decir, parece una niña de 9 años que se enamora por primera vez. 

Cada que me enamoraba en esta vida resurgía este aspecto y como nunca fui consciente de ello, volvía a sentir las mismas sensaciones de la primera vez.

Por eso, cuando reconocí a mi parte enamorada no me gustó, le hice la batalla el primer mes de su reaparición en mi vida. No la acepté, por lo menos al principio.

Los últimos meses hice viajes en el tiempo. Fui a visitar a todos esos amores que dejaron huella en mi vida. Me reconcilié con cada una de esas historias. Elegí verlas desde otras perspectivas. Realmente, lo que sucedió en el pasado no es como la mente lo recuerda, porque ésta se enfoca solamente en los puntos dolorosos.

No puede ser que una historia sea solamente dolor. No importa lo que haya sucedido. En verdad, no importa lo que haya sucedido. Cuando volví a recordar-visitar esas historias pude volver a sentir mis sentimientos, emociones y simplemente honré mis experiencias. Incluso la historia más abusiva que tuve la vi con otros ojos…

Una muchacha de 22 años que había tenido su despertar espiritual cuando ella tenía 18. Sentía que quería mostrar eso a todo el mundo. Tenía ese entusiasmo primerizo. Conoció a alguien muy dañado, un drogadicto. Ella quería curarlo, pensaba que podía cambiar al mundo. Él estaba tan necesitado de amor que creyó que ella era su esperanza. Ambos tenían bonitas intenciones al principio, pero no pudieron evitar jugar el rol de víctima-victimador. Ambos fueron víctimas y ambos fueron victimadores.

Ha sido la primera vez que percibí el amor hacia mí misma. No lo vi de esa manera en ese entonces. Sólo sabía que ya no podía permitir más ese círculo de abuso. Me abrazo a mí misma por haber salido de eso. Al fin y al cabo, siempre fui yo, experimentando.

Historia tras historia la fui recontando, mirándolas desde otras perspectivas. Al cabo del mes y medio de que apareció el aspecto enamorado, lo acepté y lo integré.

Ni siquiera menciono a aquel que me despertó este aspecto. Ya no es necesario mencionarlo. Gracias a que apareció en mi vida me pude ver mejor.

Yo Soy Amor

Ya que apareció el amor otra vez, quise profundizar más y más. Hay un curso en la tienda del Círculo Carmesí que se llama así: Misterios del amor. Como siempre, Adamus enfatiza en el amor a uno mismo.

Una vida dedicada al amor a uno mismo, como que lo vi una utopía al principio. Venimos a este mundo y tenemos ese deseo de estar con alguien, de que sea nuestro compañero o compañera de vida. ¿Acaso no te ilusiona tener a alguien a tu lado?, ¡a todos! “¡Adamus está soñando!”. Así pensé al principio que realicé este curso. Ahora entiendo lo que quiere decir… Justamente el día de hoy tuve uno de esos ajá que me hizo dar cuenta de algo. Luego lo comparto.

Realmente no se puede enseñar el amor. No se puede definirlo. Además, ya lo han definido escritores, filósofos, científicos y muchos miles más. Por tanto, no necesitamos otra definición. No podemos enseñarlo, si queremos hablar del amor sólo podemos rodearlo y yo lo estoy haciendo contando mis experiencias.

Como dije al principio, todo se asentó después de revisar Encuentros con el alma. Sin querer hice publicidad de varios cursos del Círculo Carmesí. Les hice publicidad gratuita. No puedo evitarlo, todo el material que contienen se han convertido en mis herramientas de vida. Es lo que conozco más.

Antes, en otro escrito, recuerdo haber dicho que desde que conocí a esta organización preferí ya no buscar otras canalizaciones, ni maestros ascendidos, ni otros libros o gurús. Nada, absolutamente nada más. No quería confundirme. Además, me lo tomé y me lo tomo muy en serio mi realización, primero y ahora mi maestría encarnada.

La sala de espejos

Sé que lo que enseña Adamus en Encuentros con el alma es más amplio, pero en el momento que escribo esto, lo que más me impactó fue lo que dice sobre los otros seres humanos con los que nos relacionamos diariamente. Para Adamus, los otros son solamente una percepción y que todos ellos son yo. Estoy entendiendo que todas las personas con las que me relaciono diariamente son mis espejos. Así lo estoy poniendo en práctica en mi vida y realmente desde que lo hago obtuve grandes descubrimientos.

Así lo he estado viendo a aquel que me hizo despertar mi aspecto enamorado. Él es yo. Por unos segundos me detuve para recordar todo lo sucedido la última semana. Verlo como un reflejo mío, me ayudó a aceptarlo tal como es. Porque sabía que me estaba aceptando a mí misma.

Recuerdo que cuando lo conocí me pareció una persona muy complicada. Tiene increíbles virtudes, pero me resultó difícil en el trato. ¡Hasta tuve que usar herramientas que estoy aprendiendo en el coaching con él! Luego necesité un respiro, por un mes o más preferí distanciarme. Pero, si él es yo, ¿quién es la complicada? Sonrío al saber la respuesta.

Es como que me encuentro en una sala llena de espejos, cada uno de ellos reflejando partes mías, incluso olvidadas.

De pronto, entendí en la insistencia de Adamus de amarnos a nosotros mismos. Si amo a esta persona complicada y él es yo, entonces me amo. Sé que suena filosófico esto que estoy haciendo, pero me resulta divertido hacerlo y, sobre todo, es una manera de profundizar en mí. Y siento pasión al hacerlo.

Antes de ver el shaud del mes de julio, a modo de hacer hora, volví a entrar a la sala de espejos. Otra vez volví a reflejarme en las actitudes de mi amigo complicado. Y hubo un espejo que terminó por romper a los demás. Entendí que esa relación con él no tenía futuro, porque nuestros caminos son distintos, pero no fue eso lo que tanto me impactó, me vi reflejada en lo que él requiere de una mujer para enamorarse de ella. Me di cuenta que yo estaba obrando igual, es decir, estaba poniendo requisitos que debo cumplir para amarme plenamente.

“¡Al diablo con los malditos requisitos! ¡Me quiero amar incondicionalmente!”, me dije y lloré al descubrir que yo estaba obrando así desde mi adolescencia. “Tengo que tener el cuerpo ideal si quiero amarme de verdad”, me dije por mucho tiempo. Estaba esa creencia enterrada, incluso olvidada. Actuaba de manera inconsciente en mis elecciones. La energía me sirve, pero a veces nos sirve con patrones que ya no son actuales y ni siquiera somos conscientes de eso. He estado teniendo la misma experiencia en el amor una y otra vez, pero con distintos rostros, ¿por qué? Porque inconscientemente lo estaba eligiendo.

Fui yo la que rompió esa sala de los espejos con esa persona en específico. Hay otras salas con otras personas que son yo, pero esas no vienen al caso para la historia que cuento. Volví a mí. Fin de la historia.

El amor nació en este planeta. Fue algo que lo fuimos sintiendo uno a uno. Esa primera vez fue hacia otro. ¿Fue hacia otro?, pero si todos los demás son yo, entonces… esa primera vez que sentí amor fue por mí reflejado en otro. Ese fue mi ajá del día de hoy.

 

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