A propósito de la ira

85% de mi cuerpo es ira, incluso físicamente tengo un cálculo biliar como recordatorio de ello. ¿Humor negro o sarcasmo? Ambos, lo bueno es que parece que ya puedo bromear con este hecho. Ya era hora.

La Maestra. La estoy empezando a sentir más y con esta confirmación, tomo una respiración profunda y la permito para que sea parte de mi día a día como humana. Quiero que sea parte de mis momentos de inseguridad, de los miedos, del 85% de mi rabia. La respiro y la permito.

Aceptar y permitir

Aceptación y luego permitir y permitir aceptando. Me encuentro en mi banca donde observo todo lo que me rodea. No escribo cuando soy parte del escenario, no porque no quiero, o porque evito escribir desde la consciencia de masas, sino que no me da ganas. Cuando me siento a escribir casi con frecuencia lo realizo desde mi totalidad. A veces sólo es la Maestra la que me dicta y yo feliz soy su copista. En otras ocasiones, escribe la humana, pero siendo bien consciente de la presencia de la Maestra, hoy escribo de la segunda manera.

A veces, soy el personaje, incluso soy ese rol que estoy interpretando y pueden pasar días, incluso semanas siendo ese rol, luego me aburro o sólo lo destilo en sabiduría y vuelvo a sentarme en mi banca para observar y observarme.

El episodio

balloon-3206530__340

Hace falta realizar un “ritual”, no. Una metáfora: soltar el globo… o aceptar que el globo está ahí, solamente aceptar. Está aquí Y también ya no está.

Hace unas semanas, creo que incluso ya pasó un mes o más, tuve un episodio con la ira. Fue ese episodio que inspiró para lo que escribo ahora.

Hubo una acción de una persona que me molestó mucho e hice algo a lo que estamos acostumbrados como seres humanos, reprimir la ira, días después tuve que verlo y ahí frente a esa persona volvió a emerger toda esa rabia que estaba guardando, otra vez la reprimí… Cuando estaba lejos de esa persona, pude notar la rabia contenida y lo que hacía en mi cuerpo. Temblaba de pies a cabeza y también noté cómo se iba entumeciendo mis pies y mis manos. Tal vez me asusté de que esa rabia explote y vaya a estrellarse contra alguien que no tenía nada que ver en el asunto, en esos momentos me encontraba con un amigo de mis amigos no muy cercano, con quien apenas había intercambiado los saludos convencionales y una que otra charla superficial. No quería explotar delante de él.

Recuerdo que me puse a mirar un punto vacío delante de mí, miraba sin mirar y empecé a respirar, a permitir… ¿Permitir que mi ira emerja? Sí, pero en ese momento me encontraba en mi espacio seguro (no con quien me encontraba ni en el lugar en el que me encontraba, sino Mi Espacio Seguro), y mientras respiraba sólo permití, mientras permitía me acordé algo que había leído no recuerdo si fue en este curso de La alquimia de la luz o la oscuridad o en ese libro que no termino de leerlo: Live your divinity, tal vez en ambos: permitir mi oscuridad y en última instancia, permitir a la Maestra, es decir a mi Sabiduría.

Este amigo de circunstancia, que había estado observándome en silencio, pero tampoco me preguntó qué me sucedía, sólo atinó a decir: “Vive. Anda a respirar mientras los demás regresen, ve a la tienda y cómprate algo: ¡Vive!”. Bonitas y profundas palabras en el momento exacto.

En esos momentos ayudó mucho la respiración profunda y permitir, sólo permitir. Creo que le sonreí o le dije algo a este amigo, sólo recuerdo que esa rabia no es que ya no estaba, sino que se la sentía diferente.

Algo que me gusta mucho cuando trabajo con textos ya sea que los corrija o los traduzca es que fácilmente se me quedan oraciones enteras en mi cabeza. Ahí la importancia de la inteligencia… Estoy traduciendo el curso de la nube sobre No Más. (Estoy haciendo publicidad descaradamente, lo sé, pero hay cursos o lecturas que merecen la pena mencionarlos). Una de las oraciones que tengo retenida en mi cabeza de ese trabajo constante con el lenguaje dice que la consciencia es estar consciente de todo dentro y fuera de mí misma. Estar consciente. Desde hace diez años que permito la ConSciencia en mi vida, y fue esa consciencia la que me ayudó a ver-me ese día y poder casi palpar mi ira contenida.

Después del episodio de la ira contenida, cuando regresé a casa, pude compararlo con otros sucesos similares de ira reprimida y con diferentes personas cercanas y lejanas. Gente inconsciente que ni siquiera sabe que Existe, todavía no lo sabe… Esa gente y sus actos inmaduros son los que nos hacen renegar y tal vez porque o son muy cercanos o porque los queremos o simplemente porque nos han enseñado a reprimir nuestros sentimientos no expresamos ira. La contenemos en nuestro interior hasta que se formen cálculos u otro tipo de enfermedades. Es un hecho, somos 85% de ira contenida.

Al día siguiente de este episodio, entré en mi etapa de aceptación. Acepté que tengo ira, acepté que estaba muy enojada con esa persona como con otros. Había una lucha interior. Una parte decía: “que no es bueno tener ira”, la otra decía: “hay que curarla, hacer algo” y la otra simplemente decía: “ahora no puedo hacer nada, sólo hacerme consciente de su existencia”.

La mayor parte de los días después de ese acontecimiento me sentía extremadamente exhausta, ni siquiera fui a nadar, no tenía fuerzas. Incluso estaba empezando a preocuparme, pensaba que si me encontraba tan cansada cómo rendiría en mi trabajo y como que inicié una pequeña lucha en contra de mi cansancio.

O sea, estaba exhausta y enojada, muy enojada.

Luego vino el texto de No Más para traducirlo. Me moría por hacerlo, pero justo estaba muy ocupada corrigiendo textos en el periódico donde trabajo, así que se pospuso unos días más.

Ahora estoy en proceso de traducir y mientras lo hago me veo en retrospectiva y todo lo que ha estado sucediendo en mí estos últimos días. Ese día del episodio de la ira fue la presencia de la Maestra la que lo cambió todo. No lo solucionó, sigo teniendo ira, sigo enojada con algunas personas y sus actos inmaduros e inconscientes, pero… sí, estoy siendo más clara. Hay gente que no va a cambiar, eso es un hecho, tampoco he venido a esta tierra para cambiarlos. Sólo he establecido límites y los voy a seguir poniendo.

balloon-1761634__340

Un punto aparte, pero la humana quiere relacionarlo con lo anterior. Un día sin música para mí es un día muerto. Curioso, estos días estaba escuchando mucho EDM: David Guetta, Calvin Harris, Avicii y cuando supe que era el momento de escribir el presente ensayo-memoria me incliné por una música totalmente diferente: Agustín Barrios. Las preciosas melodías de la guitarra del paraguayo…

Sólo estoy permitiendo. No sé cómo explicarlo. Tal vez el globo de mi metáfora se va a ir, por fin. Me refiero a ese enojo que tenía por algunas personas y las personas mismas. (Esperanza humana). Estoy escuchando música que, de alguna manera, me relaciona con ellos. Bueno, es la humana que dijo esto, la Maestra está disfrutando, sólo disfrutando en plena sensualidad. De todo.