Canto a la soledad entre el lobo y el puma

El puma es mi pakauwah* sobresaliente de todos los demás. Me gusta decir que tengo varios pakauwahs porque una vez soñé que eran muchos. En ese sueño me encontraba recostada en una mesa de altar, a mi alrededor estaban ellos y yo decía “estos son mis pakauwahs”. Estos son el delfín rosa que a veces se convierte en águila, el oso pardo que se transforma en bisonte y el puma que a veces es todos o uno de ellos y en otras ocasiones es sólo mi puma o mi puma negro. Mi hermoso gigante solitario, mi hermoso felino que soy yo.

El puma emergió ese día que escribí ese poema junto al lobo (el lobo es el pakawuah de un amigo shaumbra muy querido y que a partir de ahora cuando me refiera a él lo haré desde su tótem). Ambos escribimos un cadáver exquisito que resultó un canto a uno mismo y a la soledad, al final de este escrito lo anoto.

Después de ese poema en conjunto con el lobo sucedió tal vez una de las más grandes aceptaciones en mí de estos últimos años. El lobo hace unas semanas me compartió el shaud “¿Qué los Alimenta?”** de Tobías. Le di vueltas y vueltas a esa canalización, por días, pero no podía terminar de leerla, por fin lo hice ese día que descansaba y me encontraba en Buenos Aires. Hay un dato más que quiero mencionar, sobre todo porque estoy percibiendo esas líneas invisibles que nos unen con otras personas. Ese shaud, ese particular shaud, que me compartió el lobo fue el primer escrito de otro amigo, también shaumbra, el primer escrito que leyó de este mundo carmesí, el cual le impactó tanto que lo instó a seguir en este camino que ya ni siquiera es espiritual; es de maestría. Extraño hilo invisible que de alguna manera nos relacionó a los tres. Es que a veces los hilos del tiempo se enredan, se desenredan y luego fluyen…

Escucho Sky Below de Yoham Project y siento magia a mi alrededor. Puedo sentir esos hilos que nos enredan con los otros para crear historias, historias de vida.

La gran aceptación

“¿Cuál es tu prisión?”, preguntaba Adamus hace unos años. “¿Cuál es tu prisión?”, repetía una y otra vez. Te encuentras en una prisión que no te permite la Realización, recuerdo que decía. Mi mente quedó en blanco, no sabía qué responder, pero sabía que tenía razón, estaba en una prisión y yo tenía las llaves de esa cárcel. Todos estamos dentro de una prisión con varias celdas…

¿Cuál es mi prisión?, me pregunté. La respuesta surgió no muy nítida, incluso dudé si realmente era esa la verdadera prisión. “Mi prisión es que no me acepto a mí misma totalmente”, me respondí. En ese entonces estaba enfocada en el amor hacia mí misma, así que de alguna manera tenía sentido, pero lo limité. Pensé que se trataba de aceptarme físicamente. No pude ver la magnitud de lo que implicaba esa respuesta.

Mi mente quiso limitarla, pero pese a ello estos últimos años sólo se trató de aceptar. Aceptar y aceptar. Mientras aceptaba todas esas partes mías por ahí esparcidas empecé a aceptar a los demás. La aceptación es la compasión o la compasión es la aceptación total de todo lo que es.

Después de haber escrito ese poema en conjunto con el lobo, allá en Buenos Aires ya en la habitación en la que me alojaba surgieron asuntos que otra vez me remitían a la aceptación. Además, que tenía muy fresca en mi memoria la lectura de “Qué te alimenta”.

A veces los hilos se enredan y nos unen con otras personas para crear historias conjuntas, pero no son hilos manejados por algún dios externo; si esos hilos me enredan con todas las personas que encuentro en mi vida es porque Yo Creadora por medio de una creencia (no se juzga si es buena o mala) los atrajo hacia mí. Todo viene a mí: TODO. Ese día conversaba con la Maestra en mi habitación y ella me dijo: “Acepta que tú lo creaste, acepta que eres la creadora de tu destino, de todo lo que te sucede. Acéptate”.

“¿Por qué insiste la Maestra tanto en la aceptación de que soy creadora de todo lo que me sucede?”, me preguntaba. “Esto lo que estoy viviendo es tan fuerte y la Maestra me dice que soy yo la que lo ha creado”. Respiro profundo en el momento presente. “Sí, tú lo creaste. ¡Acéptalo!” gritaba la voz de la Maestra. Y de pronto entendí. Entendí la fuerza de Yo Soy Creadora, no poder, fuerza. Todo lo que creo en mi vida, sea consciente o no de ello, hace mi realidad. Ese día me di cuenta de dos creencias, una tenía que ver con los alimentos que consumo y lo que creo de ellos y lo que hacen en mi cuerpo; la otra creencia tenía que ver con mis relaciones. Me di cuenta que estaba en mí muy arraigada una creencia, la llamo kármica por lo que he estado investigando de mis ancestros últimamente, me di cuenta, también que ya no necesitaba de ella y la descreé, ya no es mi creencia.

En ese momento sentí las energías que me servían. En ese momento me sentí abundante.

Un poema en conjunto

Hilos que nos unen con otras personas.

Según los surrealistas el cadáver exquisito es un juego de escritura que explora el inconsciente y es creado entre varias personas. Por si alguien no lo conoce, este juego escritural consiste en escribir lo primero que se nos venga a la mente, no muy extenso en una hoja de papel; antes de entregarlo a la otra persona, para que no lea lo que escribimos, doblamos el papel hacia afuera. La otra persona escribe algo más y lo dobla antes de pasar al compañero de a lado. Así se va pasando por las manos de cada participante y esto se repite varias veces hasta que uno de los integrantes del juego sienta que el poema en conjunto ya fue terminado. Esos hilos invisibles que menciono hace poco funcionan en sincronía ya que casi todos al mismo tiempo se dan cuenta que el poema acabó.

Según mi experiencia con este tipo de poesía o escrito no es el inconsciente el que se expresa, como pensaban los surrealistas, es la Consciencia que no tiene nada que ver con la conciencia freudiana. Según el glosario de la página del Círculo Carmesí, define consciencia como “Conocimiento, percepción y capacidad de expandirse. La consciencia activa la energía y los potenciales de energía a su alrededor”.

Muchas palabras. La Consciencia se la siente cuando se toma una respiración profunda y es ese minúsculo instante delicioso pero indescriptible que es la Consciencia.

Este tipo de escrito surrealista, parte de la escritura automática, como ya dije, pone en manifiesto la Consciencia de las personas. A veces, se ponen en evidencia sus creencias más profundas, en otras ocasiones todos los participantes toman algo que está a flote en el aire; por eso es posible la conexión y como producto final se tiene un poema bastante uniforme. En la mayoría de los casos funciona de esta manera, las pocas veces que fui testigo que no funcionó así es porque entre los participantes no había nada que compartir con los otros.

Escribir automáticamente es como una forma de canalizarse a sí mismo. Así es como escribo mi poesía. Ese día en Buenos Aires escribí un cadáver exquisito con otro humano que también es un Maestro y salió esto:

Luz y oscuridad

Observar cada acto, mío, en primera instancia de los otros, después. ¿Tan ciegos somos? ¡no vemos nada!

Una ciudadela del pasado regresa

Estoy solo, ¡No! ¡Perdón! SOY SOLO Vengame Dios alguien consciente y con brazos abiertos lo acogeré. No desandes ningún detalle

Claro que Yo Soy

Una soledad que me inunda

Un camino sin creencias

Libertad

Que pasó mucha agua bajo mi fuente Traje mi sabiduría de regreso. Estoy donde quería estar. Supe unir el cielo y la tierra. Quién comparte conmigo lo habrá notado

Por fin nos reencontramos

y podemos decir

que lo hicimos

nuestras promesas

se terminan

pero

Comienza

comienza

un nuevo día

todo en blanco

¡Así es! Este lobo estepario está loco

Es el único que vivirá solo.

Tenlo…

Es solitario…

Soy ese puma

Que desde las sombras

Ve la luz.

Dos humanos que hace mucho soñaron con traer lo divino a esta tierra y alcanzar el cielo mientras hollaban esta tierra. El sueño se cumplió. Un poema escrito por dos maestros que también son humanos.

*Un pakauwah es un tótem o espíritu animal creado por uno mismo como una extensión de nuestra propia esencia para sostener nuestra experiencia humana.

** Serie de la Claridad Shaud 4: “¿Qué los Alimenta?”, noviembre 5, 2005.