“La canción del dragón dorado”*

(Para ti que te diste cuenta, como yo)

Siempre tarareando una canción en mi cabeza, esta vez una canción boliviana: “Así voy caminando, voy paseando, estoy disfrutando/ Así voy desgastando, sigo marchando, estoy marchitando”. La marchita, de los Bolitas…  “Y así, sigo mi camino, rechazo a mi destino, paso a paso, haciéndole a la vida un trato./ Y así sigo mi camino, ignoro al rebaño, cantando y bailando esa canción de antaño…”

¿Quién escribe esto? La protagonista, la directora y la espectadora. La protagonista está atascada y triste. La directora se está riendo y está tarareando esa canción boliviana. La espectadora observa, sólo observa. Tal vez la protagonista y la espectadora sean la misma. Tal vez la directora y la espectadora sean la misma…

Ha pasado tanto tiempo desde lo último que escribí que quiero escribir de todo. Es posible que este texto sea una miscelánea de pequeños textos, de pequeñas ideas.

Energías

Primero: todo es energía, pero yo no soy energía (y sí lo soy). Yo soy consciencia, soy el punto de consciencia y lo que me rodea es energía. Cada ser humano es esto, cada ser humano es un punto de consciencia y le rodea y le sirve tremendas cantidades de energía. Esto puede ser difícil para alguien que razona, pero Jean-Jaques Rouseau fue muy intuitivo cuando dijo: “No se comenzó por razonar, sino por sentir”.

“Oídos sordos, mentes cerradas”. Sí, así es y lo sabía, lo sé. Una poeta que quizás sus poemarios no sean vendibles para la editorial con la que trabajaba. Los escritos de una escritora desconocida, pero para mí sí soy conocida. Rompí relaciones con la editorial que publicó el poemario ganador del Premio Pablo Neruda, no tengo la menor idea de las razones por las que el editor decidió eso, sólo lo sentí venir, lo sabía. En estos momentos me encuentro como al principio, antes de que se publique Conscioussnes, sin editorial y como una poeta desconocida, una escritora desconocida.

La verdad no tengo ganas de buscar otra editorial, tal vez porque no quiero vivir esa sensación de que mi obra sea ignorada. Sé lo que valgo y lo que valen mis escritos, tal vez para nadie más que sólo para mí. No importa. Tengo este espacio en este mi blog, donde puedo escribir libremente, puedo hacer lo que me gusta y para lo que soy buena: escribir.

Estoy en confianza. Punto. Las energías me sirven. Hace unos años atrás no habría podido sentir esta calma que me infunde esta confianza. Confiar en lo invisible.

Ando por mundos invisibles, a veces soy invisible, a veces puedo ser muy notoria…

Energías, sólo estoy escribiendo sobre energías. Soy la alquimista que sabe de lo invisible y sabe cómo lidiar con todo ello.

Meta-ficción

Soy el personaje de una historia que yo misma escribo. Más bien dejé de aferrarme a la historia del personaje. Sólo disfruto de esta historia. La gente se aferra a la historia que están viviendo en esos momentos. Están tan perdidos en los roles que actúan, son excelentes actores dormidos. Yo los comprendo. Antes no lo hacía, antes yo misma estaba tan perdida en la historia que vivía en esos momentos que me preocupaba, bueno me preocupaba más de lo que hago ahora, me preocupaba por el personaje, por las experiencias que vivía y cuando las situaciones se ponían adversas, odiaba a los otros personajes que me rodeaban porque eran los malos de la historia. Cuando entendí que era yo la que estaba escribiendo esa historia fue un gran momento. Comprendí que yo soy la creadora. Creadora de historias.

La vida es un acto. Un acto de consciencia.

Es como si escribiera este escrito para alguien que se interesó en las energías y en mi historia, uno de los personajes de la historia que escribo en el momento presente. Cada uno escribiendo un fragmento de esta historia. Unos en consciencia, otros dormidos, pero queriendo despertar, otros totalmente dormidos.

¡Qué metafórico y encriptado se convirtió este texto! No es para los que razonan, es para los que sienten.

Poder

Realmente es bastante adictivo. La mayoría de la gente piensa que el poder sólo se encuentra en el gobierno, en las mafias, en las grandes corporaciones, en los ricos. Cada ser humano tiene su rol en el juego del poder, cada uno de nosotros. Constantemente se encuentra en nuestras vidas diarias, con la gente que nos relacionamos en el trabajo, en nuestra familia, con nuestros amigos, con nuestras parejas.

Yo lo juego, en otras ocasiones, no. La diferencia es que soy consciente de ese juego y puedo salirme cuando así lo elija.

Sentirte bien a costa de la incomodidad ajena, sabes que lo estás haciendo, pero se siente bien. Es un juego donde alguien tiene que sentirse bien, sentirse como que ganas algo y la otra persona se tiene que sentir mal. No importa la estúpida cosa que sea. Es un círculo vicioso, porque ése que se sintió como que perdió algo, tiene que vengarse y lo va a hacer. Tiene que sentirse bien, sentir que ganó algo a costa de la otra persona.

La víctima y el victimador. Ambos se sienten muy bien (aunque no van a aceptarlo) con los papeles asignados.

Un día me sentí que ganaba algo, sentí que…, con una tonta acción, y sabiendo que estaba incomodando y/o molestando a la otra persona, me sentí bien. Se sentía bien robar la energía de esa pobre víctima. Al día siguiente vino la revancha de esa persona y los papeles se invirtieron y pasé a ser la perdedora, la que se sintió mal…

Me veo transparentemente, sin juicios. Por otro lado, estoy como adormilada con la música que ahora escucho. Estas Tonne, pero esas guitarras me sirven para el sentimiento que tengo. Sentimiento de profundidad, en compasión.

Ya no soy la que era antes.

Antes me creía los roles que actuaba. Cuando era víctima, sufría; cuando era victimadora, sufría. En el primer caso sufría porque creía que los otros eran los malos y yo la pobre víctima, “pobre de mí, mira cómo él o ella o ellos se comportaron conmigo” y había un disfrute, claro que lo había. Cada uno siente ese placer de sentirse así, aunque traten de negarlo. En el segundo caso, sufría porque me sentía culpable por haber dañado de tal o cual manera a tal o cual persona. Sufrimiento que trae disfrute. ¿Cómo una especie de masoquistas? A veces, los humanos podemos ser muy retorcidos…

¡Qué adictivo es el poder! No son las drogas las que son adictivas, es esa sensación de sentirse bien, muy bien con esos alucinógenos. Un sentirse bien, pero desde la mente: Mente-poder, poder-mente…

Sentimiento profundo, mi alma no me juzga, el alma humana nunca juzga al humano, sólo es el humano el que se juzga constantemente. Tenemos implantados el chip de la culpa y es tan antiguo ese “chip” que fue muy conveniente que lo pongan en una cruz para que podamos sentirnos culpables y pecadores. Sentirnos mal y disfrutar de ese sufrimiento auto infligido.

Esta música logra distraerme muy fácilmente, no puedo enfocarme. Esas guitarras son un sentimiento profundo. Mi alma la disfruta en total sensualidad.

Como ya me salí del juego víctima-victimador puedo entender mejor las dinámicas de ese juego, las reglas del juego.

Compasión

Compasión es la total aceptación de todo lo que es. No puedes sentir el sentido de la compasión si no saliste del juego del poder porque vas a seguir aferrándote a uno de estos dos roles (víctima/ abusador) y eso te va a nublar la vista y el entendimiento. Vas a creer que lo entiendes, pero es un entendimiento a medias, porque sólo es mental, y no del corazón.

Compasión. Es un sentido. Se combina con belleza y aceptación. Este sentido se ha despertado en mí en estos últimos meses. No hay malos ni buenos, sólo están jugando el rol que tienen en ese momento. Estoy teniendo una comprensión por los seres humanos, por sus acciones. A veces tan estúpidas, a veces tan acertadas. Las voces que vienen de los del pueblo. Los (h)oscos, los incrédulos, los que se ríen, los que no comprenden. Son sólo voces que son el reflejo de mis aspectos oscuros.

Kuan Yin, la maestra de la compasión. Ayer me encontré con ella, se acercó como un perro blanco. Sueño- realidad.

Internal Flight. Qué álbum tan acertado… fue el viaje más hermoso que he realizado en mi vida… Ayer empecé a escuchar a este guitarrista, Estas Tonne, y me encanta. Ahora, palabras, silencio. Sólo música.

*Este título es el nombre de una de las canciones de Estas Tonne, me siento que vuelo a lado del dragón dorado. Por lo que veo, Kuan Yin sigue aquí. Si te gusta este tipo de música haz click aquí.