Un escrito está hecho de capas que se superponen unas encima de otras. Cuando empecé a escribir esto me sentía perdida, melancólica, también enojada. Ni siquiera pude disfrutar de mis clases de zumba, ¡ni siquiera eso! ¡yo que amo tanto bailar!, pero ya estoy mejor.
¿Qué es ser espiritual? Por mucho tiempo creí que era la única manera para volver a lo divino o la Fuente o Teo o como se quiera llamar. Todos creemos que es así, todos pensamos y relacionamos la espiritualidad con ese algo invisible y soberano que tenemos en nuestro interior, en nuestro Ser, pero la espiritualidad no es el único camino, no es la única forma.
El diccionario define esa palabra como la relación con el espíritu, también tiene que ver con lo religioso. Un camino para alcanzar la Iluminación, pero solo un camino.
Después de enterarme de que la Iluminación o –mejor llamarla– Realización no sólo se la logra a través del camino espiritual, sino que en esta Era Nueva (no estoy poniendo Nueva Era porque no es a eso a lo que me refiero, sino que estoy enfatizando en lo “Nuevo”) se lo puede realizar a través de la tecnología, me sentí perdida. Esta afirmación hecha por Adamus puso de cabeza algunos sistemas de creencias que –pese a no ser consciente de ellos– estaban ahí siendo albergados por mi inconsciente.
“¿Cómo te vas a enojar? Si sos espiritual, me dicen a veces. Suelo responder algo así como: si ser espiritual es no poder enojarse, definitivamente no soy espiritual, soy un HUMANO CONSCIENTE de su DIVINIDAD”, posteó el otro día Leandro Fontán, un amigo argentino en el muro de una red social.
¿Qué es ser espiritual? ¿Son esas personas que se autoimponen reglas de vida con el fin de alcanzar su Iluminación? ¿Son esas personas que reprimen sus emociones, no sólo la ira sino otras más con tal de alcanzar qué? ¿El espiritual es ese ser paciente, tolerante que siempre está sonriendo, o algo así, aguantando las necedades de la gente o sus eternos juegos de abuso?
Para empezar la consciencia de masas ha creado estereotipos con respecto a lo que es ser espiritual y los hemos asumido sin cuestionarlos.
Incluso en algunos casos el ser espiritual es objeto de burla. Las series norteamericanas son un buen caldo de cultivo para eso. Se burlan, por ejemplo, de esas personas que “envían luz” o de esos que son vegetarianos fanáticos que conviven con cucarachas porque no son capaces de matar a ningún animal. Yo misma me reí hasta las lágrimas cuando Frankie de Grace and Frankie se pone a meditar y empieza a hacer unos sonidos guturales tan fuertes y sonoros que parecía que se estaba por convertir en una vaca es que, luego explica, tenía que sacar a “su vaca interior”. ¡Muy gracioso! Ponen en la mira de la hilaridad los extremos a los que llegan las personas consideradas espirituales.
Hace mucho que no me considero espiritual. No me he autoimpuesto reglas de vida, absurdas reglas de vida como qué tengo que comer o qué no debo beber o qué llevar puesto o esas cosas extrañas que la gente espiritual hace. No medito, no hago afirmaciones ¡uf! Tampoco voy trotando en contracorriente por alcanzar mi iluminación y mucho menos tengo la intención de reprimir mis emociones. Las preguntas que tengo, las pregunto a mi alma y no voy haciéndolas a otros seres ascendidos… En mi interior están las respuestas: TODAS. Igual que tú, no necesitas encontrar las respuestas afuera.
“Veo mucha gente que reprime sus enojos con la justificación de ser espirituales y después los enojos salen todos juntos generando estragos en su vida y consecuencias en su cuerpo físico. (Yo también pasé por eso, sé de lo que hablo)”, continúa el post de este amigo.
Hace poco yo también tuve un escenario donde pude exteriorizar mi ira, pero, desde el primer momento que sentí ese sentimiento elegí exteriorizarlo conscientemente. Cada palabra que dije tenía un propósito. Igual los que tuvieron que recibir mi rabia me tacharon de inmadura, algunos todavía no me dirigen la palabra. “Inmadura”, cuando ese acto de ira fue desde mi consciencia… ¡Ah! Ya van a estar volviendo a hablarme, si consideran que mi amistad es valiosa volverán a mí si no es así, “Adiós que les vaya bien”.
Pero, realmente ¡qué diferente es hacerlo en consciencia, en sabiduría! Es muy diferente exteriorizar la ira siendo consciente de lo que uno hace que simplemente exteriorizarla como si todavía me encontrara en las cavernas prehistóricas. Hay una gran diferencia.
No me considero espiritual. Sin embargo, sin embargo, en mis primeros años de mi despertar me abanderé con la espiritualidad. Y si tuviese que tomar en cuenta las memorias de vidas pasadas sé que por vidas fui espiritual, también, muy religiosa. Muchas reglas, muchas contenciones. Incluso le tuve al camino espiritual un cariño especial. Y, sí, siendo sincera pensé que el único camino para alcanzar la Realización era a través de este camino, por eso los sentimientos encontrados cuando me enteré de que no era así.
Todos estos años cuando la gente me preguntaba qué era, me sentía rara diciendo que era espiritual. Creo que el momento que decía eso la gente creía entender por qué soy tan rara… No me sentía cómoda diciendo que era espiritual porque ya no lo soy, pero tampoco sabía cómo definirme.
Fui espiritual… pero ya lo estoy superando (esto es un guiño para Adamus). Ese título tipo libro bestseller que cuando lo leo me parece risible conlleva la aceptación de mis inicios en estas arenas de la Realización. ¿Qué es la Realización o lo que otros lo denominan la Iluminación? No hay una sola respuesta.
La posespiritualidad
El prefijo “pos” significa después de. La lengua española prefiere que se escriba “pos” y no “post”. Soy posespiritual, pos-Realización. Estoy después de, del despertar, de la espiritualidad, de la Realización estoy después de todo eso y heme aquí, quedándome en este planeta que tanto, tanto amo.
¿Por qué estoy en este planeta? Quiero DISFRUTAR de la vida, DISFRUTAR, de verdad. Permitir que la vida me sirva, que me traiga los regalos adecuados en el momento adecuado. Ya sea en personas, en experiencias, en abundancia, en lo que sea.
Como no soy un monje humilde puedo presumir de lo que soy. Y, ¿quién soy? Soy más de lo que me imaginaba que era. Lo primero que sentí al preguntarme “¿quién soy? fue mi sabiduría. La sabiduría es el entendimiento de todo lo que es y más allá sin necesidad de ponerlo en palabras. La sabiduría son las experiencias destiladas. Soy anciana en sabiduría y joven en mi ADN. Sé que voy a envejecer lentamente, muy lentamente. Pero me estoy saliendo de foco.
La Realización es reconocer que hay más que esta realidad, hay mucho más. Lean en su post ponía que se considera un humano consciente más que un ser espiritual. Sí, yo también soy una humana consciente y –el gran “Y”– Yo Soy Consciencia Viva encarnada en este cuerpo humano.