Shizat es sensualidad. Yo Soy Shizat.
Sentir… sentir las emociones, sentir los sentimientos. Notar la diferencia entre unas y otros. Sentir rabia, sentir tristeza, sentir, sentirme. Sentir a la humana y notar que es como una melodía con sus tonos altos y sus tonos bajos, sus agudos y sus tonos fuertes. A veces con sus ruidos y en otras en sus silencios.
Cuando siento, siento con mis sentidos y recuerdo que estoy viva.
La observadora
Desde que estoy cultivando la consciencia estoy siendo la observadora de mí misma. Estoy permitiendo que emerja el inconsciente, con todos sus asuntos inconclusos, los aspectos oscuros o grises. Observo lo que me molesta, el ruido externo y solamente lo observo, no lucho ni me resisto.
Desde que cultivo la consciencia puedo observar a la gente y a veces puedo ver su lado inconsciente. Por ejemplo, he estado notando los instintos más primitivos de supervivencia de las personas que con tal de sobrevivir no les va a importar nada ni nadie, a veces veo aspectos, creencias… El constante “Yo tengo la razón y tú no”.
También lo observo en mí misma, mi mente siempre quiere tener la razón: Siempre.
Cultivar la consciencia es volver por unos minutos a la consciencia. No es meditación como tal, es distinto. La meditación tiene un matiz de control, de forzar a que se acallen los pensamientos, o por lo menos así lo recuerdo cuando yo lo hacía en mi época de adolescente. En esa época me era difícil acallar la mente, la cháchara de los pensamientos. Ahora es fácil. Tal vez ya sea un indicio de que ya estoy realizada el que mi mente se calle.
Cultivar la consciencia –como lo denomina Althar, el dragón de cristal de Joachim Wolffram– es un ejercicio de observar. Y eso estoy haciendo: observar todo lo que emerge en mí.
Cuando cultivo la consciencia retorno a la nada y/o Alegría Eterna a ambos; y desde ahí observo y desde entonces no dejo de maravillarme de lo compleja que soy. Al observar mi oscuridad y todos, todos esos aspectos desagradables que emergen de vez en cuando en vez de huir de ellos u ocultarlos bajo la alfombra para ignorarlos, sólo me siento más completa porque estoy vivenciando que mi oscuridad también es parte de todo lo que Yo Soy.
Sentir...
Otra vez me estoy permitiendo la sensualidad. O sea, soy la observadora que siente. Quise sentir mi rabia y quería exteriorizarla y ayer se presentó la oportunidad. Estaba exteriorizando mi furia y al mismo tiempo veía lo gracioso que es todo eso. Es que todo es un acto de consciencia.
Puse en práctica el ejercicio de Adamus sobre la ira que explica a detalle en No Más. He tenido tiempo para permitir que la maestra sea parte de ese momento. Esa furia desencadenada trajo claridad, al remover las aguas como lo hice pude ver el verdadero rostro de algunas personas y el “no más” se hizo evidente, muy evidente para mí. También pude verme, observarme. Me he dado cuenta que en el momento de la exteriorización de la rabia y al mismo tiempo una permite que entre la sabiduría, ésta trae más luz y si una está atenta puede ver con claridad los asuntos de la humana, su dolor, su frustración, sus negaciones, etc.
Shizat es mi faceta creativa. Es sensualidad[1]. La sensualidad es un paso previo para la creación. Aunque Shizat es ambos: sensualidad y creatividad. Primero siento, primero permito abrirme a los sentidos. Sentir que Yo Soy Todo lo que Yo Soy. Sentir.
Siento lo gracioso que es todo, siento la risa de la maestra, siento a la humana y sus juicios mentales, siento a mi alma como pasión. Uso las palabras para describir lo que estoy experimentando, veo las letras del teclado, cada letra tiene un sonido, si las juntamos forman palabras. Cada palabra es un tono, una energía. Cada palabra es más que una palabra. Cada palabra viene cargada de aspectos, de lo inconsciente, de nuestras experiencias. En cada palabra hay silencios que dicen mucho si una está atenta. Las palabras son limitantes si solo nos enfocamos a ellas y no en la parte invisible, oculta.
Las palabras nacieron como sonidos que expresaban sentimientos, pero con el paso del tiempo esas palabras que estaban más cerca del alma se acercaron más a la mente. Por eso una palabra no significa lo mismo para una persona que para otra. Cada persona le carga de sus interpretaciones personales.
Estoy divagando.
Estoy haciendo un experimento de sensualidad. Escucho música. Me detengo de momento a momento y me abro a los sentidos. Acaricio las teclas, las siento con las yemas de mis dedos, me observo escribiendo. Me estoy conectando con la escritura, con las palabras, con sus sonidos.
Sentir, conectarse con la creatividad de cada uno: Sentir para crear. La sensualidad, el paso previo para Yo Soy Creación.
…
Una serie de eventos desafortunados
Ahora escucho la música que venía incluida en Mistery of music de Gerhard Fankhauser. Han pasado horas de lo anteriormente escrito. Me puse a escribir la última parte de otro texto que estaba incompleto. Es que hoy tengo ganas de escribir y escribo, escribo, escribo.
Tengo un interés personal por la sensualidad. Por eso, volví a leer el shaud de la transsensualidad y aunque ya pasaron algunos años desde entonces lo noté muy actual. “Todo se trata de la iluminación”, vuelve a repetir Adamus. Este recordatorio le da otra perspectiva más a todo lo que he estado viviendo estos últimos meses.
Primero, mi parte mental critica esto de “una serie de eventos desafortunados”. Cuando vi este título en Netflix me llamó la atención, no por el título, lo confundí con otra serie, una antigua que veía cuando era niña: El cuentacuentos. Recién me puse a investigar en el buscador qué se llamaba esa serie antigua y por fin di con el nombre. Tanto el villano de Una serie de eventos desafortunados como el narrador de cuentos tienen una nariz picuda y ¡lo único que mi mente recordaba era la nariz y no así el título! ¡Son dos series totalmente diferentes! Así que pensando que iba a ver un remake terminé viendo otra cosa.
Realmente estamos en un mundo donde se da por entendido que sufrir es normal. Los personajes de Una serie son tres huérfanos que después de perder a sus padres la pasan muy mal, sufriendo y sufriendo. Claro hay cierto humor negro, pero la serie es muy intelectual y, por tanto, aplaudida por muchos. El mundo está tan acostumbrado al sufrimiento que lo normaliza. Yo no aplaudo esa serie, apenas la vi me resultó intolerable tanto sufrimiento. ¡Absurdo sufrimiento!
Así que vi los primeros capítulos de la primera temporada y salté a la última y ni así me convenció el final. En fin, también vi esta serie porque pensé que me reiría de mi serie de eventos personales “desafortunados”. Para lo único que me sirvió ver ese programa fue para que reaccione y me diga a mí misma que el sufrimiento ya no tiene cabida.
Hace como unos cinco años antes de que entre a mi vida Aliyah[2] es muy probable que la víctima, que suele visitarme de vez en cuando, haya sido la protagonista estelar de todas las experiencias que he estado viviendo últimamente. Emergió de vez en cuando, no lo niego, pero esta vez fue como personaje secundario: si fui inconsciente de la víctima esa inconsciencia duró poco. La luz de mi consciencia lo encendió todo. ¡Vaya con el juego de palabras!
Volviendo a la transsensualidad, puedo decir que la sensualidad que estoy permitiendo me está ayudando a ver al elefante en su totalidad y no sólo por partes. Justo en Una serie de eventos desafortunados cuentan esta historia: un grupo de ciegos se topan con una escultura de elefante en tamaño real y cada uno de ellos al palpar sólo tocaba una parte del elefante. Unos tocaban la trompa y pensaban que era una serpiente, otros la cola y pensaron que era un mono, otros el cuerpo y pensaron que era una ballena. Ninguno podía ver la totalidad de lo que tenían delante suyo.
“Aplicar” la sensualidad a todo lo que ha estado sucediendo lo cambió todo. Hubo momentos desagradables estos meses en todo sentido, en todo sentido (relaciones, trabajo, mi proyecto personal). Todo se puso de cabeza en el segundo semestre de este año. Los primeros seis meses estaba languideciendo de aburrimiento y parece que he creado una dosis de drama para sacudirme.
Sin embargo, todo lo que sucedió y aún está sucediendo fue y es pertinente. No justifico las acciones de los otros, sólo me hago responsable de mis actos y de las experiencias personales vividas. Mi dragón solamente puso delante de mí toda la basura que estaba ocultando o no quería verla. Así que todo está bien en toda la creación, mi creación. Por tanto, como dice Adamus todo se trata de mi realización.
“Todo se trata de la iluminación”. La iluminación no es como una meta en el futuro. El tiempo no es lineal, por tanto, todo está sucediendo en el ahora… Eso para mí significa que ya estoy realizada y que sólo estoy atravesando por la experiencia de estarlo: “Todo se trata de la iluminación” parece que también tiene que ver con las historias vividas y las distintas perspectivas, las distintas maneras de percibirlas.
[1] La sensualidad no sólo es sexual. La sensualidad es sentir, abrirse a los sentidos, tanto con los físicos como los no físicos.
[2] Aliyah, en pocas palabras, es como un ejercicio para amarse a uno mismo. Aliyah es una de las más hermosas y transformadoras experiencias que viví. Aliyah es parte del SES (Sexual Energies School).