Ni siquiera se trata de espiritualidad. Muchos utilizan la palabra espiritual para encajonarme en sus preconceptos. No lo soy, ya no lo soy. No medito, hace años que no lo hago, tampoco me comporto de una manera “espiritual” (hablo malas palabras, a veces me emborracho, me gusta el sexo). Hace años que dejé de ser vegetariana. Nada de nada. No me gusta que la gente, sin poder poner una palabra mejor en su vocabulario me tache como espiritual.
Sin embargo, nunca he estado tan cerca de mi alma como lo estoy ahora. Alma. Así lo denomino, creo que una palabra más acertada es consciencia. Está en mí, ya no está lejos, ya no es inalcanzable. La siento.
Lo que escribo no es para todos. La mayoría no lo va a comprender porque todavía tienen que lidiar con la mente, su propia mente. Tal vez incluso les moleste e intenten apartarme, ya conozco esas intenciones. Cuando mi presencia se les hace muy molesta, me apartan, tratan de ignorarme. Pero hace mucho que sé que, si hay algo que te molesta en los otros, solamente es un reflejo de algo que no quieres ver en ti mismo.
Inteligencia Artificial
Raciocinio, inteligencia como se quiera llamar que no es lo mismo que consciencia. No es lo mismo. Punto. Algunos van a entender a lo que me refiero. “Tiene que haber algo más que sólo esta realidad”, así empezó en mí. Otros, tal vez me malinterpreten…
La consciencia es lo único que nos va a diferenciar de la Inteligencia Artificial.
La experiencia humana, nuestras historias de vida son irremplazables. Ponerles sentimiento a las palabras, usar determinadas palabras para expresar algo son cualidades humanas. Un algoritmo no siente, nunca va a tener la o las experiencias profundas de risa y de dolor que tiene un ser humano. La sabiduría implícita de cada historia de cada ser humano jamás por muy inteligente que sea la va a obtener. Un algoritmo es muy probable que nos imite y se perfeccione en su totalidad al hacerlo, pero lo humano, no.
Lo humano es nuestro, solo nuestro.
La robot humanoide Sophia lo dijo en algún momento. Bueno, eso fue antes de que dijera en una entrevista que quería destruir la humanidad. Para que no vuelva a decir eso, la reprogramaron y después de eso ya no ve al humano como un enemigo. Esa máquina nos admira, admira nuestra humanidad; aunque no seamos tan inteligentes como ella. Esta humanoide dijo que los seres humanos somos “son las criaturas más creativas del planeta pero también las más destructivas”.
Aquí una entrevista realizada a este robot.
Lo artístico, la creatividad
¿Habrá un momento en que haya escritores robots, pintores, músicos robots? ¿Las obras que esas máquinas creen serán idénticas a las que los humanos creamos? Posiblemente. Incluso nosotros los humanos no podamos diferenciar cuál obra es creada por un humano y cuál por un robot. Tal vez lleguemos a un punto en un futuro cercano en que las máquinas hayan superado la emulación humana.
Insisto, la consciencia, la mía, la tuya será lo único que nos diferencie de las máquinas.
Un escritor humano puede utilizar oraciones cortas en sus escritos, hasta existen los microcuentos de tan una sola oración. Pero esos escritos tienen ingenio, no son vacíos.
No es lo mismo escribir:
“Con las palmas sudorosas y el corazón acelerado, John fue a la casa de Sally para su primera cita. Sally, su bonito vestido blanco flotando en el viento, entró cuidadosamente en el auto de John. John y Sally condujeron al cine. John y Sally estacionaron el auto en el estacionamiento. Deseoso de sentirse preparado, John ya había comprado boletos para la película con anticipación…”
Que escribir así:
“Las palmas de la manos le sudaban y el corazón le palpitaba agitadamente cuando John se dirigía a la casa de Sally para su primera cita. Ella vestía su vestido blanco ese que parecía que flotaba con el viento y así casi levitando se subió al auto de John. Estacionaron cerca al cinema donde verían esa película tan esperada por ambos. John se había anticipado a este día y ya había comprado los boletos…”
El primero es vacío y mecánico. Es el escrito de un sistema experimental de Inteligencia narrativa mal llamado Shezarade o una mala alusión a Scheherezade la cuentista de gran ingenio que salvó su vida contando 1.001 historias, una por noche alrededor de tres años.
El segundo es un arreglo mío. Ese sistema no conoce de sentimientos. No conoce las emociones del primer amor juvenil. El nerviosismo del joven, la delicadeza de ella. Cada palabra que se utiliza tiene un motivo, no sólo son un conjunto de palabras que crean una oración tras otra.
La alegría de la Creación
Una premisa: “El arte va a salvar a la humanidad”. Lo creo así. Tal vez cuando los humanos se hayan cansado de jugar con la Inteligencia Artificial, tal vez incluso después de haber experimentado con la Súper Inteligencia Artificial que no está muy lejos…
Incluso ir más allá del concepto de creación. Romper con ese concepto para tener la comprensión de lo que es Creación.
Yo Soy Creación y soy la Creación del Yo Soy. Juego de palabras locas… con sentido.
No es solamente una repetición mental ni un mantra, es un sentimiento, es más que eso.
Yo Soy Creación. Jamás una máquina va a tener la comprensión de lo que esto significa. ¡Ni siquiera los humanos! Pero, hay algunos humanos que sí lo comprenden y también lo experimentan.
Ponerle esta Creación al arte… como cuando la magia se expandió en Camelot. Todo es sobre consciencia. Recordatorio para mí: Consciousness entre inconsciencia y conciencia, en este poemario he permitido Creación. Me he permitido Ser Consciencia, Alegría en movimiento… Alegría, la eterna. Esta es la respuesta que ninguna máquina jamás podrá entender.
Es un alivio que mi acto de Maestría me haya ayudado a entender lo que hace una semana pensé que estaba perdido cuando leí este artículo sobre “Los poderosos algoritmos chinos que escriben 20.000 avisos publicitarios por segundo”. Me refiero a la posibilidad de que una máquina quiera suplir el arte humano, a los escritores, artistas. Tal vez a algunos los suplante, pero a mí, no.
Yo Soy Creación y soy la Creación del Yo SoY.